30 de octubre de 2012

¿Sabes de dónde viene el agua embotellada?

El agua embotellada, doble veneno: para quien la bebe y para el medio ambiente.
Para un mundo cuyas tres cuartas partes pasan sed, nosotros no nos damos cuenta de que aún teniendo agua del grifo sólo, somos unos privilegiados. Y ahora nos permitimos discutir sobre si el agua embotellada es venenosa o no.




El agua embotellada de diversas marcas, por culpa de la pésima calidad del agua del grifo en España y fuera de ella (tiene abundantes sustancias tóxicas) está siendo sustituida por el agua embotellada. La del grifo se bebe con desconfianza. Pero resulta que la embotellada también es peligrosa. Peligrosa por dos conceptos: por la propia botella de plástico y por el agua misma. Greenpeace, acaba de denunciar que en el mundo se utilizan casi cuatro millones de toneladas de plástico para envasar ese agua. Un portavoz de esa organización recordó el pasado verano que el plástico genera cientos de veces más CO2 que el agua que contiene.

Y aunque de hecho, tanto el gobierno español como el inglés, a los que seguirá probablemente el francés, han decidido no importar más agua embotellada y por poner un ejemplo en los últimos Sanfermines ya un poco lejanos se decía que se había bebido miles de litros de vino pero otros tantos de agua mineral, embotellada. Y se importará o no, pero es en muchas ciudades lo que priva, entre quien puede pagarla.

Hay que decir pues, que aparte del daño que el agua haya podido hacer a los que la bebieron, el

plástico arrojado al mar seguirá con vida probablemente unos 500 años más que una lata de metal. Pero hoy vamos a dedicarnos al agua embotellada para beber y obligadamente también al plástico en sí. Por otro lado las toxinas que se encuentran en los plásticos pueden persistir largo tiempo en el medio ambiente porque los polímeros plásticos no llegan a biodegradarse por completo.

El agua embotellada nos la presentan como un producto que nos asegura nuestra salud y se nos hace ver que es señal de calidad de vida, de un cierto nivel de producto respetuosa con el medio ambiente, que además es una forma de liberarnos del agua del grifo. De hecho su consumo ha aumentado en un 68% desde el año 2000.

El sector del agua embotellada está creciendo muy rápidamente en todo el mundo, siendo uno de los negocio más seguros actualmente, pero también uno de los menos regulados, lo que da lugar a abusos auténticamente escandalosos. De hecho, en un programa de una oficina de control de medio ambiente, se analizaron 390 estaciones de medidas de aguas subterráneas, con prioridad en los sitios de captura del vital líquido en zonas agrícolas.

Y Un 40% de ellas revelaban la presencia de pesticidas, principalmente herbicidas. Diez por ciento de ellas presentaban incluso concentraciones superiores a los microgramos tolerados por litro. Valores que sobrepasan las exigencias legales para la calidad de las aguas potables.

on todo, las cifras del negocio del agua hablan por si solas. En la década de 1970, el volumen anual de agua embotellada que se comercializa en todo el mundo rondaba los 1.000 millones de litros. En la siguiente década se dobló el consumo, sin embargo es a partir de la década de 1990 cuando el crecimiento ya es exponencial.

Según un estudio publicado por Earth Policy Institute en los Estados Unidos en 2004 se consumieron 154 millones de litros de esa agua, es decir que en ese lapso dio un salto delante de un 57% del año 2000 en que se consumieron solamente 98 millones de litros. O sea que en los países industrializados, el agua embotellada es 10.000 veces más cara que el primer año.

En el año 2001, los norteamericanos se gastaron 6.880 millones de dólares, en el año 2006 ya eran unos 10.980 millones de dólares, con un consumo de 25.800 millones de litros de agua embotellada. Esto supone un crecimiento superior anual al 9%, según los datos aportados por Beverage Marketing Corporation y la Internacional Bottled Water Association. El consumo medio anual de agua embotellada de un norteamericano estaba en torno a los 91 litros por persona/año.

La moda del agua embotellada es aún mayor en Europa. Alemania consume 10.300 millones de litros, Francia 8.500 millones de litros y España 5.500 millones de litros.
Los italianos tienen una media de consumo, de 183, 6 litros por persona/ año, los mexicanos 169 litros, los franceses y belgas 145 y los españoles de 136, 7 litros anuales. Aunque cifras comparativas por cada habitante son imposibles de hacer por la demografía sí podemos decir que el consumo de agua embotellada ha triplicado en la India y doblado en China. En realidad se constata que el agua embotellada compite en precio con la gasolina...

El consumo global de agua embotellada alcanzaba los 154.000 millones de litros, en el año 2006, y eso suponía un aumento del consumo del 57% respecto al del año 2001. Esto representa un gasto de unos 100.000 millones de dólares. El precio medio de un litro de agua embotellada está en los 0, 65 dólares.

En España el litro de agua del grifo costaba, en el año 2004, 0, 00096 euros. Como se puede comprobar el negocio es fabuloso.

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Dos investigadores alemanes encuentran tasas de hormonas demasiado elevadas en el agua embotellada.


Los doctores Wagner y Ochhlam de la Universidd Goethe de Francfort han descubierto en las botellas de agua mineral perturbadores endocrinos no sólo en la botella misma sino en el mismo líquido. En pequeñas dosis podrían dañar la salud. Estos perturbadores observados sean hormonas femeninas o masculinas son sospechosos de modificar el desarrollo y las funciones sexuales reproductoras del hombre.

Martín Wagner y Jorge Oehlman habían seleccionado veinte envases de plástico de aguas embotelladas vendidas en Alemania. Todos tenían en común el contener el polietileno tereftalato (PET), un elemento químico igualmente presente en botellas de plástico de bebidas dulces, aceites de cocina, pero también en el aluminio interior de las paredes que guardan ciertas bebidas gaseosas. El PET asegura ‘ la transparencia del plástico su resistencia a los choques, su poco peso y su impermeabilidad al agua, al gas y a los aromas’ .

Los dos científicos han utilizado levaduras genéticamente modificadas y pequeños caracoles de agua dulce observando que las primeras cambiaban de color y se veía que los segundos se multiplicaban por la influencia de esas hormonas.

Después de dos meses pasados en el agua, el comportamiento de las dos cobayas no era en absoluto el mismo. Era peor. En doce de las veinte aguas de las botellas analizadas, la actividad hormonal era dos veces más elevada en las levaduras y los caracoles eran dos veces más numerosos a causa de las hormonas femeninas presentes.

El desmentido de los industriales del plástico que se usa para los alimentos fue inmediato ‘ el agua mineral natural es uno de los productos más controlados en la industria alimenticia’ -dijeron.

Los dos científicos citados mencionaron una posible perturbación de la catálisis del plástico como causa de los fenómenos encontrados.

Los franceses han observado cosas quizás más peligrosas de inmediato: una botella de agua no puede beberse si ha permanecido sólo unas horas en el ambiente de un coche, sobre el asiento o sobre el maletero, y en el verano. El calor reacciona con los productos químicos del plástico de las botellas el cual libera dioxinas en el agua. La dioxina es una toxina encontrada en los tejidos del cáncer de mama.

Es mejor utilizar para llevar agua, por ejemplo en vacaciones, una cantimplora de acero inoxidable y no plástico. Esta información ha circulado mucho en los centros médicos del ejército, hasta el punto que el plástico entre las mujeres sobre todo con niños no lo quiere. También los médicos de ejército acompañan otras recomendaciones como el tener cuidado de no meter una botella de agua mineral ni en el microondas, ni en el congelador. El producto químico dioxina es muy cancerígeno y envenena rápidamente las células de nuestro cuerpo.

El Dr. Edward Fujimoto, manager del Departamento de Higiene Médicas del Castle Hospital, es especialista en dioxinas e insiste en no calentar nuestros elementos en el microondas ni en recipientes de plástico. Lo razona diciendo que la combinación de la grasa calentada a altas temperaturas liberan la dioxina en los alimentos y éstas van a parar a nuestro organismo o al de nuestros hijos. Recomienda utilizar recipientes de cristal como el pyrex o ‘ corning’ o en cerámica.

A los platos o sopas instantáneas deben quitárseles la envoltura y calentarlos como se ha dicho, porque el envoltorio de papel especial no se sabe que contiene. Es por eso que el fastfood ha sido desprovisto últimamente de sus anteriores presentaciones de papel o cartón. El envoltorio o embalaje de una fina película de Saran plástico es muy peligroso en el microondas. Otra vez actúa el calor excesivo con el plástico.

Se ha explicado de sobra los efectos negativos de la industria del agua embotellada en el medio ambiente o por qué algunos expertos nos proponían consumir agua del grifo. Nosotros dábamos nuestra opinión sobre el consumo, la falta de información y el sabor del agua del grifo en algunas ciudades, entendiendo que era lógico que se consumiera más agua embotellada.

Hoy conocemos una noticia que muestra uno de los motivos que mencionábamos sobre el por qué los consumidores nos decantamos por el consumo de agua embotellada, en Barcelona hasta un 8% de los consumidores bebe agua que supera el nivel de trihalometanos, un compuesto químico cancerígeno del que ya hemos hablado y que en estudios anteriores fue detectado en otras ciudades españolas. Ante este tipo de noticias es lógico que los consumidores nos decantemos por el agua embotellada y desechemos tajantemente el agua del grifo.

En esta ocasión, un informe presentado por de la Agencia de Salud Pública de Barcelona titulado ‘ La salud en Barcelona 2006’ , muestra que se han detectado hasta 156, 6 microgramos por litro de esta sustancia cancerígena generada por la potabilización del agua cuando ésta se capta de los ríos. Hay que tener en cuenta que el consumo de esta sustancia durante 20 años produce irremediablemente problemas de salud y el cáncer es uno de ellos.

Lo que resulta más sorprendente son las declaraciones de Joan Guix, el gerente de la Agencia de Salud Pública de Barcelona, indica que esta situación se conoce desde hace 10 años, es decir, que a pesar de conocer que esta sustancia es peligrosa, se ha permitido que circule el agua por las tuberías durante años. Está claro que la captación de aguas residuales de los ríos no es por el momento una buena opción para abastecer del preciado líquido a la población.

Por supuesto, la empresa responsable del tratamiento de las aguas (Aguas de Barcelona) indica que el agua que procesan es totalmente saludable cumpliendo todas las normativas. Noticias como esta enturbian el trabajo de ecologistas y expertos para reducir el consumo de agua embotellada en benéfico del medio ambiente y en el de nuestros bolsillos.

‘ Todo se ha perdido hoy, incluso las preciosas botellas de Perrier’ -se lamentan los consumidores de esa agua tan clásica en Francia, cuyo casco era de cristal color verdoso, con la línea de una mujer joven, ondulantemente seductora. Ahora también Perrier se ha pasado al plástico, bajando un poco el precio para no perder tanto. Pero las importaciones hacia los Estados Unidos se han notado: hay un bajón, no por el sabor del agua sino por la botella que la contenía. Los canadienses también se han quejado, sobre los francofonos de Quebec. Un periódico ha publicado a uno de la ciudad de Quebec bebiendo vino áspero en una botella de plástico ligeramente corrugado, envasado en un casco de color verdoso como si fuera una botella de vidrio de Perrier, el comentario dice que ese veterano toma ese vino asqueroso creyendo, por el color, que bebe agua Perrier de la de antes.

Para beber agua en botella de vidrio, ¡váyase a comer a un restaurante!!.

  Cierto. El restaurante, con mucha mas vista comercial, ha conservado para su clientela la botella de agua mineral de vidrio, aunque lo que ha hecho es doblarle casi el precio. Pero dice eso es o por la inflación y no por el cambio del vidrio al plástico.....














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fuente:  
 Diasporaweb